Tanto pequeños como adultos en muchos casos se ven en la imperiosa necesidad de acudir a una clínica dental con el claro objetivo de someterse a un tratamiento de ortodoncia, con el que poder solucionar su problema de apiñamiento o su tipo de mordedura.
En estos casos, tienen ante ellos la posibilidad de apostar por los conocidos brackets. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha empezado a generalizar también el uso de la ortodoncia invisible. Esta, como su propio nombre indica, se sustenta en la utilización de unos alienadores transparentes y ofrece una amplia gama de ventajas:
Su principal beneficio es que aquellos son del mismo color que los dientes por lo que no son perceptibles. De ahí que muchos pacientes soliciten a sus dentistas que les coloquen aquellos porque así no sentirán “vergüenza” por llevarlos.
Esos dispositivos se van cambiando aproximadamente cada quince días y eso supone que los dientes se vayan modificando de manera progresiva.
El hecho de que la ortodoncia invisible tenga la misma forma que los dientes de quien la lleva, la convierte en una alternativa mucho más cómoda que los brackets tradicionales.
Son mucho más útiles a la hora de mantener una perfecta higiene bucodental. Y es que cuando se vaya a comer se retirarán los alineadores transparentes. Y luego, una vez terminado y después de haber limpiado correctamente los dientes, se volverán a colocar aquellos.
Por regla general, cuando se opta por este tipo de tratamiento dental hay que tener en cuenta que suele durar menos tiempo que el tradicional.
Todas estas razones, y otras muchas más que se convierten en auténticas ventajas, son las que han hecho que en los últimos años haya crecido de manera contundente la gente que apuesta por la ortodoncia invisible a la hora de conseguir una sonrisa perfecta.